Dos sistemas de pensamiento: ¿por qué las personas “racionales” toman decisiones “irracionales”?

Key messages:

  • Los recientes hallazgos en el campo de las ciencias del comportamiento demuestran que las personas toman decisiones —incluyendo las decisiones sobre la adherencia a sus tratamientos— con base en dos sistemas de pensamiento: el Sistema 1, el cual es rápido, pero intuitivo y sesgado; y el Sistema 2, el cual es más racional y reflexivo, pero complejo. Los humanos tienden a favorecer al Sistema 1.
  • Tanto el Sistema 1 como el 2 pueden conllevar a una baja adherencia intencional.

Existen muchas razones que las personas invocan para explicar la baja adherencia a sus medicamentos, y usualmente estas explicaciones se centran en los análisis individuales de costo-beneficio de los pacientes. Los avances en las ciencias del comportamiento pueden ayudar a esclarecer cómo se toman las decisiones de adherencia y cómo los proveedores de atención médica pueden influir en dichas decisiones para bien.

Los “Econs” racionales y los humanos irracionales no tienen las mismas posturas frente a la adherencia

Hasta la década de los sesenta, casi todos los economistas se basaban en la premisa de que los seres humanos son racionales y, con la misma información, la gente actuará esencialmente de la misma manera. En cuanto a la adherencia, la implicación consistía en que cuando un médico prescribe un fármaco que salva vidas, estas personas racionales, o “Econs” (término en inglés acuñado en las ciencias económicas para describir a las personas racionales), se adherirían a la terapia diligentemente.

Sin embargo, numerosos estudios han demostrado que la adherencia terapéutica promedio es de alrededor del 50% para enfermedades crónicas, incluyendo la enfermedad cardiovascular.1 En la década de los setenta, la naturaleza irracional de nuestros procesos de toma de decisiones comenzó a ser estudiada y categorizada en detalle, y los investigadores descubrieron que, con la misma información pero diferentes perspectivas y análisis, las personas suelen adoptar comportamientos objetivamente irracionales: de esta manera, los “Econs” se convirtieron en humanos irracionales. Por supuesto, cada humano cree que su comportamiento es racional, incluso cuando está racionalizando un comportamiento potencialmente auto dañino como la baja adherencia a los tratamientos.

En años recientes, la psicología y las ciencias del comportamiento, en conjunto, han logrado avances significativos en la explicación de la forma en que las personas toman decisiones. Daniel Kahneman y Amos Tversky, ganadores del Premio Nobel en el 2002, han presentado importantes avances en el tema. Estos autores explicaron que la mente humana tiene dos sistemas de pensamiento: el Sistema 1, que es rápido y automático, frente al Sistema 2, que es más lento y deliberado. Al combinarse, estos dos sistemas gobiernan los comportamientos y actitudes de las personas.

Los dos sistemas de pensamiento: rápido y lento

En su libro ‘Thinking Fast and Slow’, Kahneman presentó su teoría sobre cómo las personas toman decisiones usando dos constructos: el Sistema 1 y 2. Estos sistemas son de naturaleza distinta y cada uno cumple un papel característico.

  • El Sistema 1 es inmediato y espontáneo. Este proporciona evaluaciones sin esfuerzo y es responsable de generar decisiones rápidas; permite a las personas determinar el origen de un sonido, detectar hostilidad en una voz o en un rostro, etc. Según Kahneman, es responsable de casi el 95% de todas las decisiones que una persona ha tomado en su vida entera.2
  • • El Sistema 2 requiere esfuerzo mental, atención y concentración. Dicho Sistema puede ser considerado como la dimensión racional y consciente de una persona. Permite a la gente estructurar información compleja, reflexionar sobre ella, tomar decisiones racionales y lidiar con situaciones poco comunes. Kahneman describe al Sistema 2 como uno “perezoso”, ya que en la mayoría de los casos no modifica las decisiones propuestas por el Sistema 1. En otras palabras, las personas tienden a responder automáticamente a la mayoría de los eventos en lugar de emplear el Sistema 2 e, incluso cuando lo hacen, el Sistema 2 tiende a favorecer las conclusiones del Sistema 1. Es importante señalar que la pereza del Sistema 2 no tiene nada que ver con la capacidad cognitiva de la persona.

Los Sistemas 1 y 2 interactúan con bastante éxito. El Sistema 2 es responsable del aprendizaje, el cual es un proceso lento y que requiere de mucho esfuerzo mental. Pero cuando determinada situación ha sido pensada y las conclusiones generales son almacenadas en la memoria (gracias a los esfuerzos del Sistema 2), dichas conclusiones se convierten en el dominio del Sistema 1. Kahneman proporciona el ejemplo de un Gran Maestro de Ajedrez que ha jugado decenas de miles de partidas y ha cultivado el hábito de analizar las posiciones. Para un jugador así, hallar un movimiento fuerte en una partida de ajedrez puede no demandarle mucho esfuerzo y, por lo tanto, puede dejarlo a cargo de su Sistema 1; mientras que un jugador mucho menos experimentado tendrá que emplear su Sistema 2.3 A modo de otro ejemplo: alguien de los EE. UU. puede usar el Sistema 1 para comprender con facilidad una longitud de 5 pies (ft), mientras que alguien de Europa tendrá que usar el Sistema 2 para convertir los pies a metros antes de que su Sistema 1 pueda apreciar la verdadera longitud.

En la medida en que sea posible, el Sistema 2 almacenará la información aprendida mediante un esfuerzo aplicado, la cual el Sistema 1 usará espontáneamente en sus interacciones con la nueva información proveniente del entorno.

¿Qué nos puede enseñar nuestra compresión de los Sistemas 1 y 2 sobre el comportamiento de los pacientes respecto a la adherencia?

Consideremos el ejemplo de una enfermedad aguda tratada con antibióticos. Ciertos estudios han reportado que solo el 16% de los pacientes son completamente adherentes a estos tratamientos, para una tasa promedio de adherencia global que oscila entre un 43% a 78%.4,5 Las razones primarias reportadas por los pacientes para la baja adherencia son los eventos adversos o la complejidad del cronograma de los medicamentos. Aunque esto pueda sonar racional, están representando las conclusiones alcanzadas con base en las reacciones del Sistema 1: este Sistema realiza de manera constante e involuntaria análisis de costo-beneficio entre el esfuerzo requerido para tomar el fármaco (es decir, para recordar tomarlo, lidiar con los eventos adversos, etc.) respecto a sus beneficios, los cuales no suelen ser inmediatos o evidentes (en especial si los síntomas desaparecen como en las enfermedades crónicas, muchas de las cuales son asintomáticas la mayoría del tiempo).

Una reacción del Sistema 2, la cual un “Econ” adoptaría, consiste en una consideración racional de los peligros de no terminar adecuadamente el tratamiento antibiótico o de no seguir el tratamiento para la hipertensión. Sin embargo, el Sistema 2 es perezoso y requiere esfuerzo, y los humanos irracionales tienden a recurrir a atajos en forma de la heurística del Sistema 1 que permiten tomar decisiones rápidas con el mínimo esfuerzo. Esta heurística incluye aspectos como tomar decisiones precipitadas con base en datos insuficientes y una evaluación deficiente de los riesgos que, como resultado, nos puede llevar a tomar unas decisiones muy malas, incluyendo la de no adherirse al tratamiento.

Tanto el Sistema 1 como el 2 pueden conllevar a una baja adherencia intencional.

El artículo previo de esta serie, << Factores que estimulan la adherencia terapéutica y el papel del comportamiento del paciente >>, aborda los factores de la baja adherencia de los pacientes y explica que este fenómeno, sea incitado por el Sistema 1 o el 2, suele ser intencional. Consideremos los siguientes ejemplos:

  • La baja adherencia debida al Sistema 2 puede ser resultado de un proceso deliberado que dé lugar a una decisión ampliamente informada e intencional. Por ejemplo, un paciente que consulta varios doctores y se informa sobre su condición puede decidir descontinuar su tratamiento.
  • Por su parte, la baja adherencia debida al Sistema 1 puede estar basada en unas creencias irracionales automáticamente generadas, tales como cuando un paciente intencionalmente descontinúa su tratamiento solo porque no estaba padeciendo síntomas y a pesar de ser advertido que habría consecuencias adversas.

Estas nuevas perspectivas sobre el Sistema 1 y 2 de pensamiento brindan importaciones consideraciones sobre el comportamiento del paciente respecto a la adherencia. Influenciar la adherencia requiere una comprensión exhaustiva de la manera en que las personas toman decisiones concernientes a sus condiciones y tratamientos. Los dos sistemas de pensamiento propuestos por Kahneman y Tversky proporcionan un modelo importante y útil para comprender y abordar los comportamientos relacionados con la adherencia. Los futuros artículos de esta serie examinarán en detalle dichos sistemas y las heurísticas que guían el comportamiento del paciente, con el fin de que los proveedores de atención médica puedan influir mejor en la adherencia.

Referencias

  1. Aurel O. Iuga & Maura J. McGuire (2014). “Adherence and Health Care Costs,” Risk Management and Healthcare Policy, (70), pp. 35–44. https://doi:10.2147/RMHP.S19801
  2. Philip Iordanov (2018). “Thinking fast? Slow down,” Neurofied. 26 December, 2018. https://neurofied.com/thinking-fast-slow-down/
  3. Emily Zulz (2018). “Daniel Kahneman: Your intuition is wrong, unless these 3 conditions are met,” Think Advisor,16 November, 2018. https://www.thinkadvisor.com/2018/11/16/daniel-kahneman-do-not-trust-your-intuition-even-f/?slreturn=20200226124756
  4. Przemyslaw Kardas (2002). “Patient compliance with antibiotic treatment for respiratory tract infections,” Journal of Antimicrobial Chemotherapy, (49):6, pp. 897–903. https://doi.org/10.1093/jac/dkf046
  5. Samantha J. Eells, Megan Nguyen, Jina Jung, Raul Macias-Gil, Larissa May, & Loren G. Miller (2016). “Relationship between adherence to oral antibiotics and postdischarge clinical outcomes among patients hospitalized with Staphylococcus aureus skin infections,” Antimicrobial Agents and Chemotherapy, (60):5, pp. 2941–2948. https://doi.org/10.1128/AAC.02626-15